Lo dijo Kereya: Siempre que hay trova, escampa

viernes, diciembre 06, 2013

Por Frank Castell

La vida municipal obliga a muchos proyectos a marcharse y buscar suerte en capitales de provincia. La realidad intensa de las pequeñas zonas y el desenfado con que se proyectaron desde el principio le demostraron al grupo Kereya que debían explorar fuera de Puerto Padre. Y así fue. Y Kereya comenzó a abrirse paso en Las Tunas ante la mirada a veces incrédula de especialistas y colegas.

Sus primeras presentaciones en las peñas de Freddy Laffita y Norge Batista y en los diferentes espacios organizados por la Asociación Hermanos Saíz le permitieron, a golpe de poesía, comenzar a tejer una obra comprometida con el tiempo que les ha tocado vivir. La cercanía a Silvio, Pablo, Frank Delgado y a las recientes promociones trovadorescas del país, consolidaron un estilo distinguible por la armonía y profundidad de letras y arreglos.

Kereya se presenta con sistematicidad en festivales de trova como son el Longina, El de la Canción Política, el Carlos Puebla, así como las Romerías de Mayo y el Piña Colada, entre otros. Y es ahí donde crecen en cada actuación porque existe la posibilidad de mostrar un repertorio variado en el que se evidencia equilibrio para satisfacer las exigencias más elevadas. Guitarra, violín, bajo y percusión son la línea que su director y voz líder, Omar Sicilia, utilizan para entregarnos un producto de excelente factura.

Su demo promocional Siempre que hay trova escampa, grabado en los estudios del reconocido trovador y productor musical José Aquiles, cuenta con diez temas de indudable belleza. Cada uno concebido para ser disfrutado a plenitud y en los que el son, la balada, el country, la plena se fusionan en la limpieza de un discurso contemporáneo donde se realiza una lectura a la Cuba profunda, a las preocupaciones del ciudadano y a la necesidad de salvar la espiritualidad en tiempos tan convulsos como estos.

El primer tema: El enemigo, es un atractivo acercamiento a la problemática de estar rodeado sin saber qué pasará. Luego llega Ariadna, limpia manera de cantarle al amor sin caer en el lugar común y donde se evidencia la madurez conceptual: y pensé, pobres pelícanos que no encontraron peces en tu orilla. Ella se fue evidencia los intentos de un hombre por creer en la pureza del amor, pero despierta con la noticia de haber perdido la magia de los años bendecidos por la vida y que al final no fueron más que un sueño inalcanzable. Siento es la deuda con la ciudad que los vio nacer, una imagen los acompaña a donde quiera que lleguen como el poema La ciudad, de Constantino Cavafis. La poética de Omar nos deja ante el dolor de partir: Siento mares y no tengo canción para salvarte. De igual manera Cambia el viento interpretado por la joven Virginia Martín, nos muestra la búsqueda de acercar de manera más fresca a un público ávido de verse en la historia que propone Kereya. Más agresivo es Blanco y Negro, una metáfora que se vive en los pueblos de provincia en los que éxodo hacia otros sitios se torna un lugar común. Corazón de barco es el lamento de soñar de este lado y a la vez estar libre como un barco con la fuerza de llegar y descubrir la inmensidad del mar. Es el joven entre dos orillas a quien le dicen que sueñe y espere. Me levanto, donde el violín hace de la nostalgia parte del poema y donde está el sentido de pertenencia hacia la tierra aunque los fantasmas acechen para evitar levantarse y luchar por el futuro pa´que vuelva a amanecer. La riqueza del son fusionado con el reggae hacen de En dos aguas un tema atractivo y coherente con la propuesta. No es hacer música popular sino elevar el discurso a un nivel en el que se baile y se escuche el mensaje. No es oportunismo, es inteligencia para adentrarse en el gusto de la gente. Cierra el demo Cómo escapo de tu sombra donde está la necesidad de respirar la libertad de salir y entrar, la necesidad de regresar al viejo amor, a salvar el alma a pesar de todo: ¿Cómo ahogarme en tu mejilla y después creerme el mar?

Es lamentable que proyectos arraigados a lo mejor de la tradición cultural de nuestra isla no tenga la posibilidad de acercarse al mundo enrevesado del disco, pues, la vida lo confirma a diario, hay que vivir en La Habana o hacer demasiadas concesiones con la obra, para grabar y difundir su música.

Kereya es auténtico y lo auténtico prevalece aunque en su camino las flores se oculten para que solo aparezcan las espinas.

Puerto Padre, diciembre 4 y 2013

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