Lejos de Dios

miércoles, noviembre 23, 2011
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Lejos de Dios, de Frank Castell
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Los saltos al vacío o fórmula para molestar a los felices y normales

lunes, noviembre 21, 2011
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LOS SALTOS AL VACÍO O FÓRMULA PARA MOLESTAR A LOS FELICES Y NORMALES

Por Frank Castell

Definir el porqué de la escritura siempre será una tarea difícil. Aunque parezca sencillo las motivaciones pudieran ser distintas, en dependencia de estados de ánimo o situación imperante. Pero hoy correré el riesgo de profanar los misterios que me incitan a sentarme ante la cuartilla en blanco.

Gracias a la escritura he sorteado un número considerable de obstáculos en la vida: pobreza, soledad, traición, muerte. Gracias a las palabras, afiladas o tiernas, he sobrevivido. Por ejemplo: mi primer poemario El suave ruido de las sombras, publicado en el año 2000 por la editorial Sanlope, recoge textos marcados por la incomunicación, la fragmentación y el desencanto. La mayoría de ellos nacieron cuando aún pertenecía al taller literario Cucalambé. Recuerdo con mucho placer que todos los miércoles presentaba una décima ante lectores muy exigentes quienes de forma profunda desmontaban el texto. Ellos me obligaron a crecer.

Para el argentino Abelardo Castillo: “La literatura está cargada de fatalidad y tristeza”, cita a Hamlet, Tristán e Isolda, Romeo y Julieta y otras obras que formarían una lista interminable. Para mí la literatura encierra un poder inmenso. Abre puertas y cierra heridas. Desde mis treinta y cinco años puedo decir que no soy un escritor prolífico. Escribo cuando la vida me lo permite. Pero eso no impide que lo haga con rigor. Respiro como escritor, amo como escritor y sufro como escritor. Quisiera tener el oficio de Hemingway y Carpentier, la fuerza de Vallejo, el espíritu de Martí y la limpieza de Dulce María Loynaz. Pero Dios le dejó un sendero extraño a mis poemas. Guillermo Vidal Ortiz confesó en una de nuestras conversaciones cotidianas: “La novela es un saco donde cabe todo”. Esa tarde me atreví a decirle que la poesía también era un saco inmenso, pero peligroso. Sonrió con picardía y me contó una anécdota de cuando era profesor en el Instituto Superior Pedagógico de Las Tunas y los encontronazos que le trajo la novela Matarile. Su muerte dejó un vacío inmenso en mi vida.

Mi segundo libro: Confesiones a la eternidad recoge en sus páginas poemas más transparentes. Nacieron con la tranquilidad de un tiempo menos duro. De él guardo buenos recuerdos. Pero puedo decir que varios poemas los escribí mientras impartía clases en una secundaria básica. Ése libro fue el puente que me condujo a Corazón de Barco, volumen surgido en un período intenso y gris: divorcio, estrechez económica, olvido. Verso a verso están mis fantasmas. Sombra a sombra permanece el mar de un sitio nostálgico como Puerto Padre.

Paco Ignacio Taíbo II dijo en una entrevista: “Escribo para no matar”. Siempre me gustó esa frase porque dejaba el horizonte ante los ojos del lector. Pero ahora tengo bien claro que escribo para desafiar la lógica de un tiempo. Escribo para el futuro.

Confieso que cada texto encierra un pedazo de mí, la libertad de decir lo que otros (y no los juzgo) prefieren callar. Sostengo todo cuanto digo y no le temo al silencio editorial y promocional porque hasta hoy he sobrevivido a fuerza de víscera. Si me preguntaran quién soy, respondería: un peregrino que late con su tiempo.
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Sueños del náufrago

viernes, noviembre 18, 2011
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Nubes que pasan a través de mis años.
Parto en el agua tibia
donde el cielo toma esta cabeza
milagrosamente mustia
Árboles crecidos con la balanza
y su dolor
y su corona.
Infancia trémula del mar,
infancia que descubre su papel
al prescindir del odio.
Nubes en las manos
después del hijo.
Nubes fingiendo una razón
para la espuma.
Sombras enclaustradas
como imágenes que ya no volverán.
Sueños, pájaros de luz
frente las puertas de la eternidad.
Franjas amarillas en el cielo,
franjas distantes
que me esperan.


(C) Frank Castell
Corazón de barco
Voz: María García Esperón
Música: L. Einaudi
MMXI
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Paisaje con barcos

martes, noviembre 15, 2011
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Para Helier Batista

Mi amigo, el pintor,
celebra el viento favorable,
ha vendido un cuadro en ocho dólares
mientras la patria dicta
su libertad más triste.
Mi amigo me habla de barcos
anclados como el porvenir
y sonríe en espera
de colores menos turbios.
Yo reconozco su dolor
porque también padezco.
Pero mis libros
sólo me han dado un corazón
que añora otras fronteras.
En esos barcos
que mi amigo traza
podría estar mi sangre
desde la angustia
o el frescor de un vino pálido.
No me confundo,
hay que volver a la semilla.
Delante se perderán los nacimientos
y ya no habrá barcos
para nosotros.
Mi amigo, que mira al mar
desde otro matiz,
vuelve al hogar con sus pinceles
y su tranquilidad de monje.
Él estuvo en Auvers.
Pintó los girasoles
para sentirse cuerdo.
Yo lo vi todo, pero sus barcos
no saben de Auvers ni de París.
Son simplemente una hoja movida
por la marea de sus manos.





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Ansias

lunes, noviembre 14, 2011
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ANSIAS


I
Hasta los pájaros ansían libertad. No por la simpleza del vuelo, ni por la música del árbol. Están en el límite de su desesperanza, sin libertad ni espíritu. Son los pájaros los verdaderos signos de la soledad. Ellos me recuerdan el dolor.

II

Así de simples son los días, escribir, soñar, volver y volver a mi pasado, al seno de mi madre que llora por el hijo pródigo. No ansío esa libertad de oveja sin rebaño, ni cielo, ni música, porque los pájaros, dibujos de mi muerte, permiten que el futuro asome en el silencio. Hay estaciones limpias donde los pájaros buscan esa franja etérea, pero todo es una parodia, un amuleto falso que se diluye en el color fino y desolado de la libertad.




(C) Frank Castell
Corazón de barco
Voz. María García Esperón
Música: L. Einaudi
MMXI
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Hambre de eternidad

sábado, noviembre 12, 2011
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Hoy descubrí mi ausencia en el espejo,
miré el pasado simple y su camino,
palpé mi soledad de peregrino
y con un gesto amargo fui Vallejo.

Yo quise regresar desde el pasado
como regresa Borges sin partir.
Pero llegar a Borges es vivir
con un fantasma nunca superado.

Hoy recordé mis años de utopía
en el espejo que mi suerte ungía
de espaldas a la fe, juicio devoto.

Hoy comprendí la angustia del poeta:
la vida suele ser una ruleta
que siempre nos excluye de la foto.





(C) Frank Castell
Corazón de barco
Voz: María García Esperón
Música: L. Einaudi
MMXI
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Palabras a la isla

miércoles, noviembre 09, 2011
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Para Dulce María Loynaz

Isla mía,
recién entrego el gozo
a la fragancia,
a los poetas que se mueren
de no escribir sus desventuras.
Tú sabes del vino,
conoces el regio espacio,
la oquedad y la cima
de donde vengo.
El ser profeta de nada me ha servido.
Por eso canto y lloro
como un deshilvanado espíritu.
Isla mía,
toma la carne de los sueños.
Nadie mejor que tú
para entender esta irrealidad.
No acompañes la sed de lejanía.
Escúchame,
vivir entre la niebla no es orgullo
porque la niebla es un invento
de los hombres.

Tengo fantasmas,
ellos me perdonan
aunque el perdón es sólo un simulacro.
Así, en el mutismo,
partiré hacia el regreso
con la certeza de no ser
más que una razón
para el insomnio.
Al final, Isla mía,
te dejaré mis manos y mi espada,
te dejaré el camino de los huesos,
te dejaré el dolor de mis poemas.



(C) Frank Castell
Corazón de barco
Voz: María García Esperón
Música: Eleni Karaindrou
MMXI
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Un miravoz de

Quijotes 2013

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